No importa si vas empezando o ya tienes algo de tiempo como emprendedor, la contingencia ocasionada por el COVID-19 ha venido a cambiar la vida de todos, y es importante conocer su impacto y prepararnos para lo que viene.
Emprender siempre será un reto, desde que surge una idea hasta el proceso de materializarla y ponerla en marcha. En el camino nos encontraremos con muchos obstáculos que habrá que superar, sin embargo, situaciones como la actual crisis del COVID-19 y sus efectos socioeconómicos superan muchos niveles de preparación
Sin duda, uno de las preocupaciones más grandes está relacionada con nuestras finanzas y colaboradores. Es aquí donde necesitamos hacer uso de toda nuestra resiliencia y buscar nuevas formas de continuar con nuestras actividades con el menor impacto posible. No será fácil, pero el compromiso y la lealtad a tus equipos de trabajo siempre rendirá frutos.
De este mismo tema se desprende la importancia formar redes de apoyo entre emprendedores. Pon en práctica todo lo aprendido a través del networking y busca formar alianzas de mutuo beneficio con los emprendedores de tu ecosistema, ya que ofreciendo o aprovechando sus servicios, a través de campañas de marketing, compartiendo recursos de apoyo financiero, etc.
Estar al pendiente de la información de las autoridades sanitarias y las nuevas políticas públicas que nazcan de esta crisis es vital para mantener una relación armónica con el gobierno. Tener paciencia y a la vez ser proactivos en la medida de lo posible puede ser beneficioso para aportar a estas políticas públicas desde nuestra experiencia como emprendedores
Como toda situación retadora, esta contingencia también trae consigo nuevas oportunidades. Esta pausa que ha sido “forzada” en nosotros puede ser el momento ideal para sentarnos y trabajar en esas ideas que siempre hemos querido desarrollar y cuestionarlas, actualizarlas y hasta traducirlas en planes concretos.
Este periodo de adaptación a nuevas formas de estudiar, trabajar y convivir también nos presentan una oportunidad para “desaprender” lo que solía ser regla general y proponer nuevas maneras de hacer las cosas, adaptándonos a esta nueva realidad a la que regresaremos.
Y tú … ¿cómo has ejercitado tu músculo emprendedor durante la contingencia?